viernes, 18 de noviembre de 2011

En ocasiones me gustaría vivir a cámara lenta. Poder incluso, de vez en cuando, pulsar el pause, rebobinar la cinta y tener tiempo para hacer las cosas a mi manera, despacito y con buena letra. Poder respirar profundamente y coger impulso, poder pensar antes de actuar.
Sin embargo todos estamos inmersos en la corriente de la vida, imparable por definición. Aquí no hay tomas falsas ni segundas oportunidades. Aquí se mete la pata y se hacen las cosas sin pensar; aquí uno se equivoca, dice las cosas a lo loco, hace daño. Aquí se abusa de la confianza y se hiere, se discute en lugar de hablar, se miente por cobardía, se tergiversan las cosas por no escuchar, se pelea por envidia, se olvida la igualdad.
En esas ocasiones, cuando la mente ya no puede más, cuando es imposible seguir el ritmo, acallar más voces, solventar más dudas, soportar más golpes; en esas ocasiones creo que sólo cabe quedarse un poco rezagado en la corriente, dejarse llevar, y esperar a ver algo de luz en medio de tanta oscuridad.

http://www.youtube.com/watch?v=kHg-PhseKOQ&ob=av2e

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